martes, 10 de diciembre de 2013

La heroica liberación de Alfonso VIII de Castilla


Manuel Manrique de Lara y Velasco (1916-2010), Miembro de número del Instituto Luis de Salazar y Castro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en «La autonomía histórica del señorío de behetría de linaje de Molina» (1979), entre otras cuestiones interesantes, nos cuenta el relato de la heroica liberación, llevada a cabo por los arrieros de Atienza en el año 1162, del que luego sería coronado Alfonso VIII de Castilla (1155-1214). Y es que las tropas del ejército leonés comandadas por Fernando II (1137-1188) cercaron Atienza con Alfonso VIII entre sus murallas. El Alcalde de la Villa se negó a entregarlo al rey leonés y fueron los arrieros quienes, tras "postrarse de hinojos" ante la imagen de Santa María, pudieron sacar escondido al niño rey y llevarlo hasta la ciudad de Segovia, donde fue entregado a don Manrigue de Lara (*). Este hecho es el origen de La Caballada de Atienza, celebración que conmemora la liberación del Alfonso VIII, monarca que en agradecimiento favoreció grandemente a la fiel Villa de Atienza y concedió Ordenanzas a la Cofradía de los Arrieros, cuyo pergamino original aún se conserva. 

Alfonso VIII de Castilla (1155-1214)
(Tumbo A, Catedral de Santiago de Compostela)

"El ejército del Rey leonés emprendió camino hacia Atienza a la búsqueda de su sobrino. Atienza era una villa muy fuerte, con importante castillo. El vecindario, sin reparar en la escasez de armas, hombres de guerra y vituallas, se comprometió a salvar la libertad de su pequeño rey Alfonso. Tenían este a la sazón de seis a siete años de edad. Cuando se presentó el Rey leonés con su ejército, hacía pocos días que había pasado por allí en tránsito de ida, y había sido muy bien recibido por sus moradores. Confiaba por tanto que le hospedaran hidalgamente de nuevo los que lo habían hecho semanas antes.


Pero no fue así, el Alcalde de la fortaleza se negó a entregar a don Alfonso mientras no lo ordenase don Manrique de Lara. A Fernando II, caballeroso y compresivo, le impresionó favorablemente la lealtad de los de Atienza. En lugar de tomar por asalto la plaza, le puso cerco para conseguir la rendición por el hambre. Este cerco fue suave y en cierto modo amistoso que terminaran, pues luego de apearse los recueros fueron uno tras otro a postrarse de hinojos ante la madre de Dios. Cuando terminaron, les registraron por pura fórmula y les dejaron marchar, convencidos de que se trataba de gente pacífica. Reanudado el camino, es fama que tras continuo caminar por senderos de cabras y dormir al raso, por atajos y sin cruzar poblado alguno, llegaron a Segovia, donde entregaron el Rey a don Manrigue de Lara. Este después le llevó a Ávila para mostrarlo al pueblo desde el ábside de la catedral.

La Caballada de Atienza
(Fotografía: spain.info)

Esta heroica liberación de Alfonso VIII, lograda por los arrieros de Atienza, fue un gran servicio que el Rey nunca olvido. A estos abastecedores, que lo fueron luego del ejército castellano, cuando la reconquista de Cuenca, Alfonso VIII les hizo varias mercedes. También le hizo mercedes a la fidelísima villa de Atienza. Existen unas Ordenanzas, que las guardan en pergamino original, escritas en el siglo XII, cuyo espíritu continúa imperando en esta hora en la Cofradía de la Santísima Trinidad, adscrita a la parroquia del mismo nombre.


Alfonso VIII de Castilla
Escultura de Juan de Villanueva Barbales (1753)
(Fotografía: Luis García)

Como dato curioso sobre el autor de «La autonomía histórica del señorío de behetría de linaje de Molina», en "Blasonario de la Consanguinidad Ibérica" (1979), se indica en relación al linaje de Manrique de Lara, que una de "las líneas descendientes contemporáneas está representada por don Manuel Manrique de Lara y Velasco, vecino de Fuentes de Oñoro (Salamanca), casado con doña María de Muro y Roca, en cuyo matrimonio han tenido los siguientes hijos: don Manuel, don Miguel, doña María Victoria, doña María del Carmen, doña Alicia, doña Margarita y doña María de las Mercedes Manrique de Lara y Muro".



Nota:

(*) Don Pedro Manrique de Lara (fallecido en 1202) fue nombrado Conde el 1 de septiembre de 1166, era Señor de Molina y Mesa, Vizconde de Narbona (por derecho hereditario después de 1192), Alférez Mayor del Emperador Alfonso VII, Señor de los honores de Ávila, Segovia, Baeza y Toledo y además, Tutor del rey Don Alfonso VIII de Castilla y Gobernador de sus reinos. Su primera esposa fue la infanta Sancha Garcés, hija del rey García Ramírez de Pamplona. Sabemos que luego tomó como segunda esposa a Margaret, posiblemente Margarita de Huntingdon, miembro de la Casa Real de Escocia, probablemente en el año 1177. Conocemos a su tercera esposa, Mafalda, por una mención que se hace de ella en un documento de venta de 1202, después de la muerte de su marido. Es de destacar el hecho que Don Pedro Manrique de Lara adoptó la frase «por la gracia de Dios», para indicar su independencia en el gobierno del señorío de Molina que había heredado de su padre.




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Bibliografía consultada:


La Autonomía Histórica del Señorío de behetría de linaje de Molina
Manuel Manrique de Lara y Velasco
"Hidalgía" Revista de Genealogía, Nobleza y Armas
Año XXVII. Mayo-Agosto 1979. números 154-155. Madrid.

Blasonario de la Consanguinidad Ibérica 1979
Ampelio Alonso-Cadenas López, Vicente de Cadenas y Vicent Liliana Ruiz Carrasco
Hidalguía. Madrid, 1979.

Historia de la Villa de Atienza
Francisco Layna Serrano
AACHE Ediciones. Guadalajara, 2004.


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