lunes, 13 de junio de 2016

Zapatos a medida


La publicidad es un arte de nuestros tiempos, o al menos eso nos gusta pensar. Pero lo cierto es que los anuncios, los reclamos, las letras pequeñas, las exageraciones y las técnicas para vender y prestigiar un producto son tan viejas como el propio comercio. En su antigua sabiduría, ladrones, mentirosos y mercaderes le rezaban al mismo dios, ya fuese el egipcio Thot, el griego Hermes o el latino Mercurio. 

Fachada del Museo del Calzado de Barcelona, con el león de San Marcos,
 en la Plaza de Sant Felipe Neri (Fotografía: Carles Ribas) 


Un poco de todo eso hay en esta imagen: un león, más concretamente un león alado que representa a san Marcos, uno de los cuatro evangelistas que todo el mundo veía en las paredes de la iglesia durante la misa dominical, por tanto un símbolo familiar para el posible consumidor. Está aquí porque este santo era el patrón de los zapateros barceloneses, pero también porque es el mismo león de san Marcos de la bandera de Venecia, en aquella época una de las principales potencias comerciales del orbe. Este león en concreto prestigiaba al gremio, le confería una imagen corporativa fuerte, le daba una marca registrada ciertamente competitiva. Y aprovechando el equívoco con la república serenísima, podía proyectarse más allá de sus fronteras.


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