jueves, 4 de septiembre de 2014

Santa María de Eunate - Parte I


En pleno corazón de Valdizarbe se levanta, desde mediados del siglo XII, la iglesia de Nuestra Señora de Eunate. Arqueólogos y escritores la han estudiado y descrito minuciosamente. Escasa de documentación, solitaria y en despoblado, ha sufrido las más peregrinas teorías sobre su origen y sus funciones. Los Iturraldes, Madrazos, Lamperez, Altadill y posteriores divulgadores de nuestra historia, copiándose unos a otros, ponen a los Templarios como constructores de la pequeña basílica de planta octogonal, que no tiene más gemelas en España que la Vera Cruz segoviana y el templo de Torres del Río.

Ermita de Santa María de Eunate
(Fotografía: Abel Castro Pérez)

Fue primero Lambert y luego Lacarra (1) los que deshicieron la leyenda, cada uno por camino distinto. Ya no hay duda de que fue en su origen una capilla funeraria, erigida en el camino de Santiago, tampoco precisamente para sepultar peregrinos, que también se enterraron en ella, sino al servicio de una cofradía de los pueblos de la Val de Lizarbe.

Imagen de Santa María de Eunate
(Fuente: Lerel Blanco)

En la segunda mitad de XII, y quizá por influencia de la Orden de San Juan de Jerusalén, se puso de moda entre los nobles enterrarse en estas capillas. Conocemos muy bien, por un documento del Archivo Catedral (2) los problemas que originó la construida en Cofín, cerca de Milagro, junto al Ebro, que levantó las protestas del Cabildo pamplonés. El rey Sancho el Sabio, en 1170, tuvo que Intervenir atenazando a los hijos del Infanzón difunto con la pérdida del “honor” y a los de labradores con la confiscación de la herencia. Los allí sepultados deberían ser desenterrados y llevados a otro lugar’’.

Las excavaciones hechas en Eunate con motivo de su restauración, confirman su finalidad, que no acababa ahí, porque era al mismo tiempo una iglesia faro, que ha perdido la linterna en su arquitectura actual. Se iluminaría en las noches para guiar a los caminantes. Hay una relación teológica entre las almas de los difuntos enterrados en el templo y en su pórtico y las luces permanentes visibles desde cualquier punto del valle.

Ermita de Santa María de Eunate
(Fuente: Uno de Mainar por el Mundo)

Eunate tiene, por otro lado, una tradición de lugar habitado, que han recogido no solamente los historiadores, sino también los documentos. En un convento suscrito en Puente la Reina, fechable poco después de 1200, figura un Miguel Garceiz de Onat. El topónimo aplicado al gentilicio es muy significativo (4). Desde una fecha imprecisa, pero muy vieja, los mayorales y jurados del concejo de Valdizarbe, se reunían en Liazarre en su claustro. Intuyó muy bien Madrazo (5) al interpretar que la arcada sin bóveda — donde posiblemente se podrían poner toldos, dice— serviría para las juntas de los pueblos de Lizarbe.

De lo que no nos cabe duda es de la existencia de una Cofradía muy próxima a la construcción de la iglesia. Don Brun, posiblemente vecino de Puente la Reina, recordaba en 1219 que in ultimo meo testamento mandaui et dedít unan uineam ad meos confratres de Onat. Es decir que, a principios del siglo XlII, ya existía la cofradía y recibía donaciones. En el mismo documento deja diez sueldos a la “opera beati lacobi”, a la parroquia de Santiago de Puente (6).



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Fuente:

Universidad de Navarra. Biblioteca de Humanidades
Papeles de la Cofradía Gastronómica del Pimiento Seco
70 cumpleaños de Tomás López Sellés lego de la Cofradía Gastronómina del Pimiento Seco
Puente la Reina, 27 de abril de 1976

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