Bajando por la citada cuesta del Carmen desde el arco del Cristo de la Sangre y acabando de pasar las ruinas de lo que fue convento del Carmen Calzado, hay a mano izquierda un pequeño cementerio vulgarmente llamado Pradito de la Caridad, porque pertenece a la cofradía de este nombre, que ya mencionamos al hablar de la parroquia mozárabe de Santa Justa, la cual fue fundada en 1085 por uno de los Capitanes que ayudaron a D. Alfonso VI en la reconquista de esta ciudad, llamado Antonio Tellez de Toledo, y por D. Suero Gómez de Gudiel, con el primitivo objeto de dar sepultura a los cadáveres de los que morían en la guerra con los moros que era entonces continua y diaria; y después que aquello cesó ya se dedicó a recoger los de los ajusticiados con el mismo objeto (sepultándolos en sitio distinto del en que entierra también a los que mueren ahogados o de cualquiera otra manera desgraciada y violenta), asistiéndoles en la capilla y haciéndoles honras, y desempeñando por fin otras obras no menos meritorias, como dar limosnas, visitar enfermos pobres, dotar doncellas etc.
Y para hacer más devoto este sitio y escitar los transeúntes a rezar por las ánimas de los infelices que allí yacen (1), hay sobre la puerta una pequeña capilla u oratorio con su altar, y en él un Crucifijo bastante grande, teniendo también un balcón a la calle, que de ordinario está abierto; y de noche alumbran a la sagrada imagen, hallándose todo al cuidado de un portero que habita allí, el cual en unión de otro dependiente de la hermandad conducen en camilla los cadáveres de los que son recogidos según el instituto de esta, y cuyos dos sirvientes son conocidos en Toledo con el sobrenombre de Verderones porque en los actos de servicio, asistencia a procesiones, entierros etc. viste un traje completo de lana y de seda verde, de cuyo color son también las velas y cirios que usan en sus funciones. Sobre el arco de la puerta tiene escritas las siguientes palabras del salmo 50 "Exultabunt ossa humiliata" y en el muro, un poco más allá, que corresponde al departamento en que enterraban a los ajusticiados, hay otras palabras del salmo 123, que dicen así "Laqueus contritus est, et nos liberati sumus".
(1) Por haber cedido la Cofradía de la Caridad parte del terreno de este pradito a la Comunidad de Carmelitas Calzados, para edificar sobre la capilla que tenían en su iglesia dedicada a Nuestra Señora del Carmen, les impuso la obligación, que han ejecutado hasta que se incendió el convento, de que saliesen todos los lunes después de Prima procesionalmente a la puerta de dicha iglesia a cantar un responso por los sepultados en este cementerio: también practicaba la misma Comunidad la costumbre de que todas las tardes que salían a paseo los coristas y novicios, al regresar al convento se paraban delante de este pradito y adelantándose el Maestro de novicios, rezaban en comunidad otro responso con el propio objeto.
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Toledo en la mano...
Sisto Ramón Parro
Imprenta y Libreria Severiano López Fando. Toledo (1857)
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