jueves, 18 de diciembre de 2014

La Festividad de la Expectación del parto de Nuestra Señora


El 18 diciembre se celebra la tradicional fiesta de origen español de la Expectación del Parto, en la que inicialmente se honraba la Maternidad divina de María en el misterio de la Anunciación, y es que en el X Concilio de Toledo (656), se fijó en dicho día de diciembre la celebración de la Anunciación, también denominada fiesta de Santa María, en vez del 25 de marzo de la Liturgia romana, aunque posteriormente se regresó esta fecha "por respeto al Concilio que la había mudado al día 18 de Diciembre, y también porque en él apareció la santísima Virgen a su siervo San Ildefonso en la Iglesia de Toledo" conservándose "la solemnidad de este día, bien con que el título de la Expectación del parto de nuestra Señora" según indica Joaquín Lorenzo Villanueva en «Año christiano de España» (1794).

Postal de La Anunciación
Altar Mayor de la Catedral de Santa María de Toledo

Fray Luciano Serrano y Pineda (1) en su interesante obra «El obispado de Burgos y Castilla primitiva, desde el siglo V al XIII», nos habla de las dos fiestas más importantes dedicadas a Santa María de ese periodo, la conocida como la "Fiesta de la Virgen", el 18 de diciembre, y la de la Asunción, según podemos leer a continuación: "Dos fiestas se celebraban entonces en honor de la Virgen: la titulada por antonomasia de la Virgen el 18 de diciembre, que era la más solemne en tiempo de los visigodos, y la de la Asunción. Parece que la primera fué la titular más corriente en aquella época; con la entrada de la liturgia romana, la Asunción fué considerada como la principal festividad de la Virgen, quedando como secundaria la del 18 de diciembre; la catedral de Burgos tomó por titular a la Asunción, y a su ejemplo otras muchas de antigua existencia. Con la liturgia romana se hizo general la fiesta de la Purificación; pero más que como mariana, era entonces considerada como de Cristo".

En cuanto al origen de la "Fiesta de la Virgen", Fray Luciano Serrano explica su íntima relación con la de la Anunciación (2), y con una de las disposiciones más celebres del X Concilio de Toledo (3) que "consistió en fijar, el 18 de diciembre, la fiesta principal de Virgen, que era la Anunciación, en vista de no convenir se celebrara el 25 de marzo, por caer casi siempre en Cuaresma o en la semana pascual, durante las cuales eran excluidos de la liturgia los oficios de los santos". También se señala en «El obispado de Burgos y Castilla primitiva, desde el siglo V al XIII», la existencia en la provincia de Burgos de "más de cien iglesias de la Virgen, no dedicadas a advocación especial de la misma" las cuales, según indica Fray Luciano Serrano, "representan la antigua fiesta de la Virgen del 18 de diciembre, que en aquel tiempo se titulaba simplemente la Fiesta de la Virgen, sin el aditamento posterior de la Expectación u otros". (4)

El origen y evolución de la Fiesta de la Expectación en España, y su vinculación con la Fiesta de la Anunciación, también está recogido en la obra «Las Antífonas de la "O". Del siglo VI al XXI. Documentos y comentarios» (2007), donde se recoge un interesante comentario de Dom Prosper Guéranguer (5), abad de Solesmes, procedente de «El año litúrgico» del que podemos leer una selección seguidamente: "Esta fiesta, que actualmente se celebra, no sólo en toda España, sino en casi todas las Iglesias del mundo católico, debe su origen a los Obispos del X Concilio de Toledo, en el 656 (6). Estos Prelados, después de considerar que tenía cierto inconveniente la antigua costumbre de celebrarla fiesta de la Anunciación de la Santa Virgen el 25 de Marzo, por cuanto que esta gozosa solemnidad coincide muy a menudo con el tiempo en el que Iglesia está inmersa en los dolores de la pasión. Y que incluso a veces es necesario trasladarla al tiempo pascual, momento en el que parece presentar una contradicción de otro género, decretaron que en adelante se celebrara, en las diócesis de España, ocho días antes de Navidad, una fiesta solemne con Octava, en memoria de la Anunciación, y sirviera, así, de preparación a la gran solemnidad de la Navidad.

Posteriormente, las Iglesias de España sintieron la necesidad de volver a la práctica de la Iglesia romana, y de todas las del mundo entero, que solemnizan el 25 de marzo como el día por siempre sagrado de la Anunciación de la Santa Virgen y de la Encarnación del Hijo de Dios. Pero durante los primeros siglos, había sido tal la devoción de los pueblos en relación al 18 de diciembre, que se juzgó necesario conservar un vestigio de la misma. Se dejó, pues, de celebrar en este día -el 18 de diciembre- la Anunciación de María, pero se orientó la devoción de los fieles hacia la contemplación de esta divina Madre en los días que precedieron inmediatamente a su maravilloso parto. Se creó, pues, una nueva fiesta bajo el título de la Expectación del Parto de la Santa Virgen.


Altar de La Anunciación de Niccolò di Betto Bardi Donatello (1386-1466)
Iglesia de Santa Croce de Florencia
(Fotografía: PdNavasd)

Esta fiesta, que recibe el nombre de Nuestra Señora de la O, o el de Fiesta de la O (7), debido a las Antífonas mayores que se cantan estos días y, sobre todo, debido a la que empieza O Virgo virginum (que se ha conservado en la Hora del Vísperas en el Oficio de la Expectación, sin que se omita la propia del día, O Adonai), es celebrada siempre en España con una gran devoción. A lo largo de los ochos días que tiene lugar, se celebra una misa solemne muy de mañana, en la que todas las mujeres que están encintas, sea cual sea su rango, consideran deber suyo asistir a la misma, a fin de honrar a María en su divina preñez y de suplicar para ellas mismas su ayuda". (8)

Dom Prosper Guéranguer también destaca como la Iglesia de Milán (9) celebraba el Oficio de la Anunciación, otorgando "a la última semana de este santo tiempo el nombre de Hebdomada de Exceptato, por corrupción de Expextato" (10): "No tiene nada de sorprendente que una devoción tan emotiva se ha extendido, con la aprobación de la Sede Apostólica, por la mayor parte de las otras Provincias de la catolicidad. Pero con anterioridad a las concesiones que tuvieron lugar sobre esta materia, la Iglesia de Milán celebraba ya, en el sexto y último domingo de Adviento, el Oficio de la Anunciación de la Santa Virgen, y daba a la última semana de este santo tiempo el nombre de Hebdomada de Exceptato, por corrupción de Expextato. Estos detalles sin embargo, pertenecen a la arqueología litúrgica propiamente dicha y se apartarían de los límites de esta obra. Volvemos, pues, a la fiesta de la Expectación de la santa Virgen, que la Iglesia ha reconocido y establecido como un medio más para enardecer la devoción de los fieles en estos días últimos del Adviento [...]". 

Si para la Fiesta de la Expectación, como ya se ha señalado, fue de vital importancia el X Concilio de Toledo (11), sería en el llamado Concilio de Burgos (12) cuando se estableció definitivamente la liturgia romana, suprimiendo la mozárabe (13), por lo que en tiempos del papa Gregorio VII (1073-1085), la Anunciación pasó a celebrarse de nuevo el 25 de marzo, de acuerdo con el calendario general, quedando la fiesta del 18 de diciembre bajo el título, que le diera San Ildefonso, de Expectación del parto de la Virgen, como bien se dice en «El obispado de Burgos y Castilla primitiva, desde el siglo V al XIII» de Fray Luciano Serrano y Pineda.


Nuestra Señora de la Esperanza (14) de la Iglesia de Cipriano de Toledo (15)
(Fuente: Archivo de Toledo)

Además, debemos resaltar que la Fiesta de la Expectación estará muy vinculada con la toma de Granada (16), al Cardenal Francisco Ximénez de Cisneros (1436-1517) y a la posterior conversión de los musulmanes de dicha ciudad, según apunta Gregorio Sánchez Doncel en «Presencia de España en Orán: 1509-1972»: Cisneros dotó en su Catedral [Toledo] dos fiestas conmemorativas, que habían de celebrarse también en la capilla mozárabe [...] Una en conmemoración de la conquista de Orán y otra en la de la conversión de los musulmanes españoles residentes en Granada. Todos los años «por siempre jamás» se celebraría el jueves día de la Ascensión por la tarde en la capilla mozárabe en segundas vísperas, que oficiaría el cabildo y beneficiados de la Catedral. [...] La fiesta conmemorativa de la conversión de los moros de Granada se celebraría en diciembre, en la fiesta de Santa María de la O o de la Expectación, 18 de diciembre, festividad instituida en España por los padres del Concilio de Toledo el año 656; los actos de culto serían similares a los de la fiesta de la Ascensión". El Cabildo de la Catedral Primada de España aceptó el compromiso de celebrar dichas festividades con fecha 1 de junio del año 1514.


"Primer desembarco de Colón" (12 de Octubre de 1492)
Grabado de Theodor de Bry (1528-1598)

Esta festividad estuvo presente en el primer viaje de Cristóbal Colón a América (3 de agosto de 1492 - 15 de marzo de 1493), y es que el almirante escribió en su diario que, el 18 de diciembre de 1492, había mandado celebrar una fiesta en honor de Santa María de la O, por lo que es posible que esta festividad haya sido la primera oficiada en América en honor a la Madre de Cristo: "Luego, en amaneciendo, mandé ataviar la nao y la carabela de armas y banderas por la fiesta que era este día, de Santa María de la O, o conmemoración de la Anunciación: tiráronse muchos tiros de lombardas..." («Cristóbal Colón: diario de a bordo», edición de Alberto Mario Salas). 


Retablo de Nuestra Señora de la Expectación de la Catedral de Tuy
(Fotografía: Tuy Fotográfico)

En cuanto a la difusión de la Fiesta de la Expectación, en la interesante obra «Santos de la imperial ciudad de Toledo y su arçobispado» de Antonio de Quintanadueñas (1599-1651), hay un capítulo dedicado a la "Fiesta de la Expectación de la Virgen Santísima" en donde se dice al comienzo del mismo: "Si bien se celebra ya en todas las Iglesias de España, por breve del gran Pontífice Gregorio Dezimotercero, expedido el año 1573, esta solemnidad, es propia, por especiales títulos, de la de Toledo, pues en esta Ciudad, y por sus Arçobispos fue instituida, y puesta en execución. La institución pues de esta fiesta se hizo en el Concilio Toledano dezimo, según el común computo". Y es que, aunque en el siglo XVI esta devoción estaba extendida en España (17), con el Breve del Papa Gregorio XIII, a instancias del rey Felipe II (1527-1598), se autorizó su celebración en toda la nación, y dio pie a su posterior difusión por otros países como Francia, según explica Gratiniano Nieto Gallo"Esta devoción a la Maternidad de la Virgen la encontramos extendida en nuestra Patria en el siglo XVI bajo la advocación de Nuestra Señora de la O, mucho antes de que en 1573, a instancias de Felipe II, expidiese Gregorio XIII un breve autorizando la celebración en toda España de la fiesta de la Expectación del Parto en el que al mismo tiempo concedía oficio propio a la Iglesia de Toledo en virtud de «su antigua costumbre» (18). A partir de este momento la festividad de la Virgen bajo esta advocación la encontramos muy extendida en Francia y en Italia, adonde llegó procedente de España..." 

En cuanto a la difusión definitiva de esta fiesta dedicada a Santa María, según explica Antonio Lobera y Abio en «El por qué de todas las Ceremonias de la Iglesia y sus Misterios» (1769), fue en el mes de septiembre de 1695 cuando "por Decreto de la Congregación de Ritos, se extendió el rezo a la república de Venecia y sus regiones. Y en el año 1725 cuando "por Decreto de Benedicto XIII, en el mismo mes de septiembre, se extendió a todas las Iglesias sujetas a la Iglesia Romana".



Notas:

1.- Fray Luciano Serrano y Pineda O.S.B., (Castroceniza, 1879 - Burgos, 1944) fue un clérigo y medievalista, miembro de la Orden Benedictina que ocupó el puesto de Abad de Silos, y destacó como investigador de la Edad Media castellana, siendo además miembro de la Real Academia de la Historia.

2.- En cuanto al origen de la Fiesta de la Anunciación, el estudioso Ramón de la Campa Carmona dice lo siguiente: "En el siglo VI ya se encuentra algún indicio de celebración de esta fiesta, pues una de las homilías de Abrahán Obispo de Éfeso (mediados del siglo VI), lleva de título: En la Anunciación de la Madre de Dios" [...] "Sin ninguna duda, se celebraba, tanto en Oriente como en Occidente, en el siglo VII, y documentamos la fecha del 25 de marzo en el Chronicon Paschale de Alejandría del 624 y en un decreto del concilio Trulano. Surge al retroceder nueve meses desde Navidad".

3.- En «Las órdenes religiosas y la introducción del Rito Romano en la Iglesia de Toledo» de Juan Pablo Rubio Sadia, en relación a la fecha de adopción del Rito Romano se dice lo siguiente: "Por otra parte, no hay duda en considerar 1076 como el año de la adopción oficial de la liturgia romana en el reino castellano-leonés [...] La fecha de 1076 hay que articularla con la de 1080-81, momento de la confirmación definitiva del rito romano en Castilla y León, durante el llamado concilio de Burgos. La mayor parte de los estudiosos data la famosa asamblea en 1080. En cambio, Dom Luciano Serrano la sitúa en 1081, al retrasar la segunda legación del cardenal Ricardo hasta fines de 1080, aduciendo los múltiples asuntos que tuvo que atender".

4.- Sinués Ruiz tratando el tema de la  «Fiesta de la Virgen» dice: "En todos los manuscritos de la liturgia hispano-mozárabe, que tienen los oficios de Adviento, aparece el día «XV kalendas Ianuarii» (18 diciembre) una festividad Sanctae Mariae virginis, sin precisar más, que no puede ser otra que la de la Anunciación, como ya indican los textos mismos del oficio. Así en los manuscritos más antiguos: Oracional visigótico (ed. Barcelona 1946: Monumenta Hispaniae sacra, vol. l, p. 67) y en todos los calendarios de dichos libros. Cf. M. FÉROTIN, Le Líber Ordinum (París 1904), col. 449-96, o bien J. VIVES. - A. FA.BREGA, Calendarios hispánicos anteriores al sigla XIII, en «Hispania sacra» 2 (1949) 119-148, 339-80".

5.- Prosper-Louis-Pascal Guéranger (1805-1875) fue un sacerdote francés, restaurador y abad del priorato benedictino de Solesmes, y fundador de la Congregación de Francia de la Orden de San Benito. Entre sus obras más importantes destacan «Instituciones litúrgicas» (1840-1851) y «El año litúrgico» (1841-1866). 

6.- En cuanto a San Ildefonso y el X Concilio de Toledo se dice lo siguiente en «La pastoral de la iniciación cristiana en la España visigoda» de José María Hormaeche Basauri: "Su nombre figura como abad en los Concilios VIII, del año 653 y IX, del año 655, de Toledo. En cambio, no se halla su nombre en las actas del Concilio X de Toledo, celebrado en el 656, un año antes de su elevación al episcopado. Y es en él precisamente donde con mayor seguridad podríamos sospechar hallarlo, toda vez que en este Concilio, en el canon 1, encontramos el decreto que instituye la fiesta de la Anunciación de María, señalando la fecha del 18 de diciembre para su celebración, decisión que una tradición posterior atribuye a San Ildefonso".

7.- En cuanto a la advocación de Nuestra Señora de la O, Gabriel Jaime Molina Vélez comenta en su artículo "La actual liturgia eucarística de las ferias próximas a la navidad en Occidente" que, según refiere A. Lesley citando a J. Tamajas y Ribadineira, este "nombre lo recibe no por la denominación que surge de las antífonas O de la liturgia Romana de las que no hay ningún vestigio en el breviario Mozárabe, sino debido al uso peculiar que hacía la Iglesia de Toledo en la fiesta de la Expectatio Partus, en la que todos los que tomaban parte del coro en el rezo de vísperas, sin orden y con voz clara proferían una O larga para significar e imitar aquel deseo ardiente por el nacimiento del Redentor". Y es que en la obra del citado Pedro de Ribadeneira (1526-1611), «Flos sanctorum de las vidas de los santos» (1599), se puede leer lo siguiente: "También se llama esta fiesta nuestra Señora de la O, porque desde las vísperas de ella se comienzan en el Oficio Divino a decir unas Antífonas al Magnificat, y le continúan y hasta la víspera del Nacimiento, que comienzan en O, y por una ceremonia particular de la Iglesia de Toledo. Porque acabada de decir la Oración de las Vísperas de la fiesta de la Expectación, todos los Eclesiásticos, que asisten en el Coro, dán grandes voces, sin orden, ni concierto, pronunciando esta letra O, para denotar el deseo, y ansia, que los Santos Padres del Limbo, y todo el mundo tenía de la Venida, y Nacimiento de su Universal Reparados, y Redentor". También hay que añadir que algunos autores consideran que la "O", puede sugerir la silueta de Santa María embaraza, o incluso al sol u óvalo con el Niño Dios en el interior, que algunas de estas imágenes marianas portan sobre el vientre.

8.- De igual forma, en el Libro III del Tomo XI de la «Historia Crítica de España y de la Cultura Española» (1792) de Juan Francisco de Masdeu, como en otras muchas obras, se trata el tema de la Fiesta de la Anunciación y su relación con la de la O: "La fiesta de la Anunciación, como no tuviese día fijo, porque solía caer o en Cuaresma o en Pasqua, en cuyos días entonces no se celebraba la memoria de ningún Santo; mandó el Concilio Toledano décimo, que se transfiriese perpetuamente al día diez y ocho de Diciembre: y aunque después los Españoles, para uniformarse con la Iglesia Romana, han vuelto a trasladarla el veinte y cinco de Marzo, han continuado siempre sin embargo en festejar el mismo día bajo el nuevo título de la Expectación del parto, ó de nuestra Señora de la O".

9.- En el «Vocabulario básico de liturgia»  de José Aldazábal, se dice lo siguiente sobre la liturgia ambrosiana o milanesa: "Aunque el origen del rito ambrosiano no se conoce con plena seguridad, la tradición lo ha relacionado activamente con san Ambrosio, el gran obispo de Milán a fines del siglo IV. Esta liturgia se fue formando con claros influjos de las orientales, de la romana y de la galicana, pero con libertad, y creatividad propia, en la que ciertamente tuvo bastante parte san Ambrosio, al menos con la composición de oraciones e himnos, hasta llegar a la coherencia interna de estilo de organización que ahora tiene".

10.- En el artículo "On the words O Sapientia in the Kalendar" (1884) de Everard Green, también se comenta el tema de la corrupción de la palabra Exceptato: "In the Church of Milan the week before Christmas is called Hebdomada de Exceptato; for thus the popular expression has corrupted the word expectato(En la Iglesia de Milán la semana antes de Navidad se llama hebdomada de Exceptato; por lo tanto, la expresión popular ha corrompido la palabra expectato). En cuanto al término de Exceptato, según explica Gabriel Jaime Molina Vélez en su artículo "La actual liturgia eucarística de las ferias próximas a la navidad en Occidente", se encuentra por primera vez en la liturgia Ambrosiana, aunque abreviado, en el misal de Lodrino (siglo XI) en la rúbrica que le sigue al 6 domingo de Adviento, Item orationes excepta de adventu. Luego señala que Moneta Caglio, preguntándose qué sentido tiene la expresión De Exceptato, presenta un panorama evolutivo de la etimología, llegando a afirmar que la expresión debe ser juzgada con base al latín del tardo-medioevo: El término exceptare, es el frecuentativo del verbo excipere en el que el verbo excipere puede alcanzar el sentido del verbo capere del que es compuesto y significa recibir. Molina Vélez señala que no significa espera, como período disminuido que preparaba los ánimos para recibir la venida del Salvador como lo hace creer A. Wilmart, excluye, también, que el término signifique ferias del concebido, como lo precisaba Mazzucchelli al traducir el verbo exceptare por aceptar-recibir, pues, en tal caso, la primera celebración que debía indicarse con el título Exceptato sería la misa de Santa María del 6 domingo y el término sólo hace referencia a las ferias. Moneta concluye que lo que en la liturgia Ambrosiana se llamó en un comienzo semana de Exceptato no hacía referencia al verbo, sino que hacía alusión a una semana del oficio especial que no entraba en los esquemas ordinarios. Aunque la denominación De Exceptato se ha omitido dentro del Misal Ambrosiano, la Liturgia de las Horas Ambrosiana conserva el término para hacer referencia a los ocho días anteriores a la Navidad.

11.- Canon I del Concilio Toledano Décimo. De la celebridad de la fiesta de la Madre de Dios (De celebritate festivitatis Dominicae Matris): No siendo contrario a la sinceridad de la fe ni a la unidad que en la regla católica haya alguna variedad, lo es sin embargo, sino se observa la unidad de tiempos, pues resulta de ella cisma, no pudiendo subsistir en la unidad de los sacramentos. De aquí proviene que sino celebramos en un mismo día y tiempo la festividad pascual, incurrimos en el error judáico: y sino esperamos la venida del Espíritu Santo, después de la resurrección de J. C. en el tiempo marcado y en el número de días, no podemos disfrutar de los dones del mismo Espíritu, porque si se carece del número de la plenitud, puede carecer también del sacramento del misterio. Por eso la festividad del natalicio del Señor, en la que evidentemente se sabe que el Verbo nació hecho carne en el útero virginal, observa sin duda alguna el curso del tiempo, y representa el momento de un día especial. Y si pues los de la natividad y muerte del Verbo encarnado, se tienen sin mudanza por tan ciertos, que la Iglesia los celebra en todo el mundo sin diferencia alguna en idénticos días ¿por qué no hacerse lo mismo con la festividad de su gloriosa Madre, y con semejante honor? Sábese, pues, que en muchas partes de España la fiesta de esta santa Virgen no se guarda en idéntico día en todos los círculos de los años; porque habiendo los hombres pasado por la diversidad de los tiempos siguiendo la variedad, se prueba que no tienen unidad para la celebración. Por cuya causa y porque el día en que se sabe que el Ángel anunció de palabra a la Virgen la Concepción del Verbo, y la indicó con milagros, no puede ser celebrado dignamente cayendo como cae en cuaresma o en la pascua, en cuyo tiempo no se celebran los natalicios de de los santos, según se estableció por la antigüedad de la regla: y no conviniendo que la misma Encarnación del Verbo se celebre en la época en que consta que el mismo Hijo de Dios después de la muerte de la carne, subió a los cielos por la gracia de la resurrección; se establece por especial constitución que se santifique ocho días antes del en que nació el Señor la fiesta más célebre y esclarecida de su Madre. Pues consta por igual honor, que así como la dignidad de los días siguientes acompaña a la natividad del Hijo, del mismo modo la sagrada solemnidad de otros tanos días siga a la festividad de la Madre, ¿pues que es la fiesta de esta sino la Encarnación del Verbo? la cual debe ser tan solemne, como la natividad del mismo Verbo. Y esto sin embargo parece haber sido establecido no sin ejemplo de una costumbre adecuada, que se sabe se observa por diversas partes del mundo en muchas iglesias separadas de nosotros por grandes distancias y en reinos distintos. Por lo tanto para que en adelante se desvanezca cualquiera duda, se manda que la solemnidad de la Madre del Señor se santifique en todas partes el día 18 de diciembre, y la natividad del Hijo y Salvador nuestro el 25 del mismo, como es ahora costumbre. (Texto prodecente de "Colección de cánones de la Iglesia de España").

12.- En el artículo "La Colección de fragmentos latino de la Chancillería de Valladolid" se explica lo siguiente: "En 1080, en un concilio celebrado en Burgos, se acordó la sustitución de la liturgia mozárabe o tradicional española por la romana, a instancia pertinaz del papa Gregorio VII. En 1090 y en otro concilio que tuvo lugar en León se decretó el abandono de la escritura  visigótica y la implantación de la carolina, cambio que, en efecto, empieza a producirse en los últimos años del siglo y va en progreso creciente hasta su terminación a mediados del siglo XII". En cuanto a la fecha del Concilio de Burgos según nos cuenta Juan Pablo Rubio Sadia en «Las órdenes religiosas y la introducción del Rito Romano en la Iglesia de Toledo», la mayor parte de los estudiosos lo datan en el año 1080, en cambio otros como Fray Luciano Serrano la sitúan en 1081, al retrasar la segunda legación del cardenal Ricardo hasta finales del año 1080, aduciendo los múltiples asuntos que tuvo que atender.

13.- La liturgia hispánica o rito mozárabe es la liturgia de la Iglesia Católica que se consolidó alrededor del siglo VI en la península Ibérica, en el Reino visigodo de Toledo, y que fue practicada en los territorios hispánicos hasta el siglo XI, tanto en áreas bajo dominio cristiano como musulmán.

14.- En cuanto a la popular advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, en el artículo "La Expectación del parto en la iconografía mariana" de Javier Prieto, se explica que esta advocación "resulta algo más tardía que las anteriores [Expectación o de la O] y en su significado se entrelazan junto a la expectación del parto, la virtud teologal de la Esperanza y su posterior interpretación en la imágenes dolorosas como expectación ante la Resurrección de Cristo.

15.- En «La piedad popular en la Diócesis de Toledo» de Pedro Guerrero Ventas, se hace un interesante repaso histórico obre esta venerada imagen toledana: San Cipriano o Cebrián, en barrio casi marginal, se daba culto popular y municipal a la imagen llamada "Virgen de San Cebrián", desde el siglo XIII, y al menos desde 1585, estuvo organizada su Cofradía con tal título, llamada después y, hasta nuestros días, Nuestra Señora de la Esperanza. El martes de la Pascua del Espíritu Santo, se la sigue sacando en devota y concurrida procesión que se puede considerar la más típica de la Ciudad, con "estación" en la Catedral y en los PP. Jesuitas. Su manto, la imagen es pequeña, es obra del insigne maestro bordador Juan Vázquez, en "plata tirada", de oro de Milán y de tafetán de seda y forro de tela.

16.- Antonio Fernández-Puertas recoge, en su artículo "La mezquita aljama de Granada" (2004), parte de la crónica de la "toma de posesión" por Hernán Pérez del Pulgar, de la ciudad de Granada en el año 1490, que tuvo lugar doce meses y medio antes de la toma de Granada el 2 de enero de 1492: "En la madrugada del día 18 de diciembre de 1490 Hernán Pérez del Pulgar, [entró]...por el cauce del Darro, acompañado de sus escuderos, llegó hasta el puente de los los Curtidores,...y saltaron a la ribera de la Tenería; guiados por el converso Pedro del Pulgar, atravesaron la Gallinería, el Zacatín y calleja de la Azacaya de los Tintes, que desembocaba derechamente en la plaza de la Mezquita, a donde salían las puertas de ella. Ante la principal encendió Pulgar una hacha o cirio, tomó posesión en nombre de Santa María de la Expectación, cuya fiesta se conmemora en aquel día, y dejó clavado con su puñal en la misma puerta un rico pergamino en el que había hecho escribir el Ave María..."

17.- En «Anales de Madrid», en cuanto a la Fiesta de la Expectación, se señala que en el año 663 empezó a celebrarse en la diócesis de Toledo "y asi en Madrid, y despues en toda España la fiesta de la Encarnación del Hijo de Dios a instancia de S. Ildefonso, señalandole dia, ocho antes de la Natividad del Señor, por caer el dia propio en la Cuaresma, tiempo en que no se celebran fiestas. Aunque despues quedo como hoy se celebra con titulo de la Expectación del parto de Nuestra Señora". Es sabido que esta fiesta fue introducida en Mallorca por el obispo Gil Sancho Muñoz, quien en el año 1433 mandó que se celebrara en la catedral mallorquina. En «La religiosidad popular I: Antropología e historia» se dice que en Andalucía "con solemnidad acentuada se celebraba, ya desde el siglo VII, la fiesta de la Expectación del Parto o Nuestra Señora de la O, el 18 de diciembre", también se sabe que en el Sínodo de Jaén del año 1492, la Expectación está incluida dentro de las fiestas marianas. En la ciudad de Barcelona se instituyó a instancias de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, tal cual podemos leer en el artículo “Pere García, obispo de Barcelona (1490-1505)...": "Una de las primeras Ordenanzas publicadas por el Prelado y el Capítulo, a instancias de los Reyes Católicos, fue la del establecimiento de la fiesta de la Expectación de la Virgen, el 18 de diciembre. Ya el mismo 1493 se celebró dicha fiesta, con la presencia de los Reyes", etc.

18.- En «Religiosidad local en la España de Felipe II» de William A. Christian, se destaca que la festividad que la Expectación del Parto, el 18 de diciembre, era fiesta de guardar en la ciudad de Toledo. En cuanto a ella en «El misal toledano de 1499» de Juan Manuel Sierra López se recoge que: En el Sínodo diocesano de 1336 aparece como día festivo la celebración Expectationes beate Marie, antes de Navidad. [...] En el Misal Toledano de 1499 se celebra el 18 de diciembre la fiesta de la Virgen, aunque también esté introducida la fiesta de la Anunciación el 25 de marzo. En 1818 todavía se celebrara la fiesta del 18 de diciembre, con el título de Expectationis Partus B. M. V. y, al menos en Toledo, tenía textos litúrgicos propios.



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Bibliografía consultada:

Santos de la imperial ciudad de Toledo y su arçobispado
Antonio de Quintanadueñas 
Imprenta de Pablo de Val. Madrid, 1651

Historia Crítica de España y de la Cultura Española. Tomo XI. España Goda
Juan Francisco de Masdeu
Imprenta de Sancha. Madrid, 1792

Año christiano de España, Volumen 12
Joaquín Lorenzo Villanueva
Imprenta Real. Madrid, 1794

El por qué de todas las Ceremonias de la Iglesia y sus Misterios
Antonio Lobera y Abio
Ignacio Porter Impresor. Figueras, 1769

Colección de cánones de la Iglesia de Espana
Traducción y al castellano de Juan Tejada y Ramiro
Imprenta de D. Anselmo Santa Coloma y Compañía. Madrid, 1850

Historia del alzamiento de los moriscos
José Muñoz y Gaviria
Establecimiento Tipográfico de Mellado. Madrid, 1861

El obispado de Burgos y Castilla primitiva, desde el siglo V al XIII (Tomo I de III)
Luciano Serrano, OSB.
Instituto de Valencia de Don Juan. Madrid, 1935

Archaeologia or Miscellaneous Tracts Relating to Antiquity
On the words "O Sapientia" in the Kalendar (1884) de Everard Green
Society of Antiquaries of London, 1885

Una representación del Inmaculada en el siglo XV
Gratiniano Nieto Gallo
Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Tomo 11, 1944-1945

Anales de Madrid (desde el año 447 al de 1658)
Antonio de León Pinelo
Centro Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1971

Fiestas dotadas por el cardenal Cisneros en la Catedral de Toledo y en la Capilla Mozárabe. Liturgia y Música Mozárabes
Gregorio Sánchez Doncel
Toledo, 1978

La pastoral de la iniciación cristiana en la España visigoda. Estudio sobre el De cognitione baptismi
José María Hormaeche Basauri
Estudio Teológico de San Ildefonso. Toledo, 1983

Cristóbal Colón: diario de a bordo.
Christopher Columbus, Alberto Mario Salas (adaptador)
Editorial Plus Ultra. Buenos Aires, 1987

La religiosidad popular I: Antropología e historia
VV. AA.
Anthropos Editorial. Barcelona, 1989

Presencia de España en Orán: 1509-1972
Gregorio Sánchez Doncel
Estudio Teológico de San Ildefonso, Madrid, 1991

Pere García, obispo de Barcelona (1490-1505), y dos cuestiones fundamentales la actitud ante Fernando el Católico, y la época de las reformas en España
María Socorro Paradas Pena
III Reunión Científica de Historia Moderna de la Asociación Española de Historia Moderna, Vol. 1, 1995

La Colección de fragmentos latino de la Chancillería de Valladolid
J. M. Ruiz Asencio
Actas del  II Congreso Hispánico de Latín Medieval (León, 11-14 de Noviembre de 1997)
Universidad de León, 1998

Vocabulario básico de liturgia
José Aldazábal
Centro de Pastóral Litúrgica. Barcelona, 1994

Las Mujeres y las guerras. El papel de las mujeres en las guerras de la Edad Antigua a la Contemporánea
Mary Nash y Susanna Tavera (Eds.)
Icaria editorial, S. A. Barcelona, 2003

La piedad popular en la Diócesis de Toledo
Pedro Guerrero Ventas
Instituto Teológico San Ildefonso. Toledo, 2004

Historias del primer milenio
Rodulfus Glaber
Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, 2004

Las órdenes religiosas y la introducción del Rito Romano en la Iglesia de Toledo
Juan Pablo Rubio Sadia, OSB.
Instituto Teológico San Ildefonso. Instituto de Estudios Visigóticos-Mozárabes. Toledo, 2004

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, historia de una tradición
Julio Ricardo Castaño Rueda
Fundación Editorial Epígrafe, 2005

La actual liturgia eucarística de las ferias próximas a la navidad en Occidente
Gabriel Jaime Molina Vélez
Cuestiones Teológicas, Vol. 33, No. 80 Medellín (Colombia), Julio-Diciembre de 2006

Las Antífonas de la "O". Del siglo VI al XXI. Documentos y comentarios
VV. AA.
Centro de Pastoral Litúrgica. Barcelona, 2007

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