El 18 diciembre se celebra la tradicional fiesta de origen español de la Expectación del Parto, en la que inicialmente se honraba la Maternidad divina de María en el misterio de la Anunciación, y es que en el X Concilio de Toledo (656), se fijó en dicho día de diciembre la celebración de la Anunciación, también denominada fiesta de Santa María, en vez del 25 de marzo de la Liturgia romana, aunque posteriormente se regresó esta fecha "por respeto al Concilio que la había mudado al día 18 de Diciembre, y también porque en él apareció la santísima Virgen a su siervo San Ildefonso en la Iglesia de Toledo" conservándose "la solemnidad de este día, bien con que el título de la Expectación del parto de nuestra Señora" según indica Joaquín Lorenzo Villanueva en «Año christiano de España» (1794).
Postal de La Anunciación Altar Mayor de la Catedral de Santa María de Toledo |
Fray Luciano Serrano y Pineda (1) en su interesante obra «El obispado de Burgos y Castilla primitiva, desde el siglo V al XIII», nos habla de las dos fiestas más importantes dedicadas a Santa María de ese periodo, la conocida como la "Fiesta de la Virgen", el 18 de diciembre, y la de la Asunción, según podemos leer a continuación: "Dos fiestas se celebraban entonces en honor de la Virgen: la titulada por antonomasia de la Virgen el 18 de diciembre, que era la más solemne en tiempo de los visigodos, y la de la Asunción. Parece que la primera fué la titular más corriente en aquella época; con la entrada de la liturgia romana, la Asunción fué considerada como la principal festividad de la Virgen, quedando como secundaria la del 18 de diciembre; la catedral de Burgos tomó por titular a la Asunción, y a su ejemplo otras muchas de antigua existencia. Con la liturgia romana se hizo general la fiesta de la Purificación; pero más que como mariana, era entonces considerada como de Cristo".