martes, 27 de agosto de 2019

La Cofradía de Santa María del Puy - Parte Primera


La primera noticia histórica sobre Nuestra Señora del Puy de Estella se remonta al 1171, año en el que está datado un documento de compraventa de una viña en Estella por 30 maravedíses lupinos a pagar a Don Bruno Cordela y familia. El comprador, D. Muza, se comprometió a pagar el diezmo a la Virgen del Puy. Lo que prueba, como bien señala Clara Fernández-Ladreda, que para esta fecha existía ya el santuario y gozaba de fama y veneración.


Nuestra Señora del Puy
(Fotografía: Santiago Abella)


En 1174 vuelve a aparecer citada la Iglesia de Santa María del Puy en un documento en donde se informa de que el Obispo de Pamplona, don Pedro de París, con el consentimiento del monarca Sancho el Sabio, entrega el Santuario a la Cofradía de Santiago o de los Sesenta, que a partir de entonces pasó a llamarse con toda probabilidad de Nuestra Señora del Puy. Esta cofradía tenía entre otras misiones la de la atención a los peregrinos a los que se albergaba en una hospedería inmediata a la basílica.

Basílica de Nuestra Señora del Puy
(Fotografía: Santiago Abella)


Interior de la Basílica de Nuestra Señora del Puy
(Fotografía: Santiago Abella)

José Goñi, en "Historia Eclesiástica de Estella", indica que en torno al monasterio de Salas se formó una potente cofradía, llamada Cofradía de Santa María de Salas, que con el tiempo se convirtió en peligrosa rival de la Cofradía de Santa María del Puy o de los Sesenta. Toda la villa de Estella se dividió en dos bandos, los cuales turbaban la tranquilidad de los vecinos y hasta llegaban a ocasionar a ocasionar muertes violentas con grave daño «del pueblo menudo». Fue Carlos I el Hermoso (1294-1328) quien ordenó la disolución de ambas cofradías en el año 1323, pese a que incluso se propusieron soluciones como que se fusionaran las dos instituticiones.


Interior de la basílica con Nuestra Señora del Puy en el Altar Mayor
(Fotografía: D. Alberto Villaverde)

Tras la supresión de la Cofradía de Santa María del Puy, el patronato y los bienes de la basílica pasaron a la Corona, disponiendo ésta que se aplicaran a los fines dispuestos por sus donantes y a las necesidades del santuario y su culto, además, y de acuerdo con el patronato que tenía, el monarca nombraba a los priores. En el año 1895 la reina regente Dª. María Cristina, renunció a este derecho en favor del obispado de Pamplona.



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Bibliografía consultada:

Guía para visitar los santuarios marianos de Navarra
Clara Fernández-Ladreda Aguade
Ediciones Encuentro, Madrid 1989

Historia Eclesiástica de Estella, Volumen 2
José Goñi Gaztambide
Gobierno de Navarra. Departamento de Educación, Cultura y Deporte, 1990

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