En los días siguientes a la Invención del Cuerpo de San Ildefonso se mostró a todo el pueblo, y por temor de que pudieran disputarlo los toledanos se le depositó en un lugar oculto de la iglesia de San Pedro, debajo de un altar que había en la pared izquierda del Coro, que tenía una tapa de hierro y dos verjas con sus cerraduras, el que sólo en aquel entonces era conocido por escaso número de personas que bajo juramento de guardar secreto vigilaban de día y de noche, las cuales eran dignidades de la S. I. de Zamora o Caballeros de los antiguos linajes de esta Ciudad, llevando la denominación de Congregación de los Cubicularios o Camareros de San Ildefonso.
Y así esta selecta Corporación rendía un doble homenaje de fervor y patronato al que espiritualmente se elevó a la mansión celestial por su santidad, sino que también en el orden terreno procedía del más alto origen, habiendo nacido en Toledo el año 609, siendo hijo legítimo de Estaban y Lucía, que era hermana de San Eugenio, su antecesor en el Arzobispado y nieto paterno del Rey godo Atanagildo y de su mujer la Reina Gosuinda, y primo-hermano de Reciberga, mujer del Rey Chindasvinto.
Y así esta selecta Corporación rendía un doble homenaje de fervor y patronato al que espiritualmente se elevó a la mansión celestial por su santidad, sino que también en el orden terreno procedía del más alto origen, habiendo nacido en Toledo el año 609, siendo hijo legítimo de Estaban y Lucía, que era hermana de San Eugenio, su antecesor en el Arzobispado y nieto paterno del Rey godo Atanagildo y de su mujer la Reina Gosuinda, y primo-hermano de Reciberga, mujer del Rey Chindasvinto.
________________
Texto procedente de:
Nobleza de Zamora
Enrique Fernández Prieto Dominguez
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Jerónimo Zurita, 1953
Fotografía: VEROPO
No hay comentarios:
Publicar un comentario