El ilustre periodista D. Carlos Rodríguez Díaz nos habla en "El Barrio de la Lana", de uno de los barrios más conocidos de Zamora, y de una de las habitantes más queridas, Nuestra Señora de la Concha, patrona de la citada ciudad a la que se le rinde culto en la Iglesia de San Antolín.
TIEMPOS DE FUNDACIÓN:
Por la parte septentrional de Zamora llega, recorriendo el sinuoso camino del barrio de Arenales, una interminable fila de carretas llenas de gente y de enseres de vivienda. En su mayor parte los viajeros son hombres de la clase trabajadora.
Por la parte septentrional de Zamora llega, recorriendo el sinuoso camino del barrio de Arenales, una interminable fila de carretas llenas de gente y de enseres de vivienda. En su mayor parte los viajeros son hombres de la clase trabajadora.
En varios carros vienen cardas, ruécares y telares desarmados y en uno, engalanado pomposamente con sábanas, lazos y flores, una imagen de la Virgen con el Niño Jesús. Es mediado el siglo XI.
Zamora, poco antes en poder de los árabes, está casi totalmente desmantelada; su pequeño recinto, que en su mayor longitud está limitado por el Castillos y la iglesia de San Juan, abre junto a esta una nueva puerta para dar expansión a a la ciudad y unirla a las nuevas pueblas surgidas al norte de la población. Como medio de enlace se inicia entonces una "rúa nova", luego Renova, calles que debió mantener este nombres.
La interminable caravana que llega la componen palentinos, que por mandado del Rey don Fernando II, y para lucrarse con los privilegios y exenciones concedidas, vienen ha hacer la reconstrucción y repoblación de Zamora.
No sólo vienen alarifes y canteros, carpinteros, herreros y tejeros, vienen también pelliteros, tejedores, pelaires, cardadores, "roperos", tintoreros y cuantos participan en las faenas de la fabricación de mantas para establecer en Zamora esta típica industria palentina.
Los expedicionarios traen con ellos una imagen de María con su Divino Hijo, buscando en ella fortaleza y amparo. Es la misma imagen que en la cueva de San Antolín, sobre la que luego habría de elevarse la Catedral palentina, fue hallada por Don Sancho el Mayor, Rey de Navarra, en una cacería con que se holgaba por las riberas del Carrión.
Los palentinos, que no pueden hallar acomodo en la destruída Zamora, acampan al Norte de la ciudad y comienzan la edificación de una puebla que recuerde la puebla palentina de los industriales de la lana, y el barrio de la Lana empieza a denominarse la nueva puebla.
Como la imagen palentina necesita propio y decoroso acomodo, inician los de Palencia la construcción de una iglesia que ponen bajo la advocación de San Antolín, patrón de Palencia.
Época de febril actividad aquella en Zamora se reconstruyen algunos templos, se reparan otros menos averiados, comienza la construcción de los que han de responder a las necesidades espirituales de las nuevas barriadas; se edifican a toda prisa casas para los contingentes que llegan a la ciudad y se levanta loa nueva muralla que que ha de cercar con amoroso abrazo las pueblas que surgen en las inmediaciones de la Vieja Zamora, la muralla de los cincuenta cubos.
Los laneros comienzan la instalación de los telares con sus peines y batidores y lanzaderas, de los batanes con sus mazos y golpeadores de las cardas que aterciopelan las mantas.
Pero no sólo iniciaban la fabricación de mantas, sino también de paños milapos, docenos, catorcenos, etc., etc., los estambrados y barriales, las bayetas jabonadas y las ordinarias y otras derivaciones de la industria lanera.
Así el barrio de la Lana fué una derivación de Palencia, transplantada a Zamora con el mismo Santo Patrón, las mismas devociones, la misma industria y hasta la misma forma de edificación en calles estrechas, planas, con casas molineras, conforme al patrón palentino.
Poco después el barrio de la Lana surge potente, y popular junto a Zamora para unirse a ella y ser lugar de trabajadores y gente modesta pero también de la pintoresca y de la gente trueno y buen humor.
LA VIRGEN DE LA CONCHA
La imagen de la Virgen de la Concha, que esta es la advocación de la que trajeron los palentinos a Zamora, ya tiene puntualizada brevemente su historia en los párrafos precedentes, pero merece alguna detenida referencia.
Esta Virgen recibe su apelativo "de la Concha" por una de plata que tiene sobre el bordador delantal, quizá para recordar su peregrinación o acaso por voto de alguno peregrino santiagués que prendió su "Compostela" en el vestido de la imagen.
De una de sus manos pende una cadena de plata a al que va sujeto por el cuello, y este es el detalle origina de esta imagen, el Niño Jesús.
De una de sus manos pende una cadena de plata a al que va sujeto por el cuello, y este es el detalle origina de esta imagen, el Niño Jesús.
A fines del siglo XI, estando ésta Virgen en el tempo de San Ildefonso, mientras se construía la Iglesia de San Antolín, fue jurada Patrona de Zamora en vida de la gran devoción que había despertado; y en prende de este patronazgo, el corregimiento zamorano, o tal vez la Cofradía de la Virgen, pusieron en una de sus manos la bandera de plata, que hoy ostenta, con el escudo de armas de la ciudad.
Dicha Virgen cuando sale procesionalmente es llevada en andas con un artístico dosel sostenido por cuatro columnas de plata.
Esta es la imagen que el segundo día de Pascua de Pentecostés va por la mañana al vecino pueblo de La Hiniesta para visitar a la Virgen que allí se venera, y regresa al atardecer por el bosque de Valorio, en plena romería.
Para veneración de esta imagen se hizo en el barrio de La Lana la iglesia de San Antolín, un templo pequeñito, románico, según el gusto de la época, pero hoy tan maltrecho que el ábside primitivo fue sustituído por un vulgar camarín y desaparecieron igualmente casi todos los vestigios de su primitiva ornamentación.
En este templo, que fue parroquial hasta que se hizo el arreglo de las feligresías en tiempo del Obispo don Luis Felipe Ortiz, hay algunos detalles interesantes entre ellos unos cuadros que se refieren a la llegada de los palentinos a Zamora y el milagro del anillo de San Atilano, que no obstante sus anacronismo y pobre pintura, poseen el interés de todas aquellas obras antiguas que contienen interpretación históricas.
Los palentinos, que no pueden hallar acomodo en la destruída Zamora, acampan al Norte de la ciudad y comienzan la edificación de una puebla que recuerde la puebla palentina de los industriales de la lana, y el barrio de la Lana empieza a denominarse la nueva puebla.
Puerta de San Torcuato del Barrio de La Lana, derribada en 1890 Fuente: Archivo Histórico |
Como la imagen palentina necesita propio y decoroso acomodo, inician los de Palencia la construcción de una iglesia que ponen bajo la advocación de San Antolín, patrón de Palencia.
Época de febril actividad aquella en Zamora se reconstruyen algunos templos, se reparan otros menos averiados, comienza la construcción de los que han de responder a las necesidades espirituales de las nuevas barriadas; se edifican a toda prisa casas para los contingentes que llegan a la ciudad y se levanta loa nueva muralla que que ha de cercar con amoroso abrazo las pueblas que surgen en las inmediaciones de la Vieja Zamora, la muralla de los cincuenta cubos.
Los laneros comienzan la instalación de los telares con sus peines y batidores y lanzaderas, de los batanes con sus mazos y golpeadores de las cardas que aterciopelan las mantas.
Fiestas Patronales de la Virgen de la Concha (Fotografía: Luis Calleja) |
Pero no sólo iniciaban la fabricación de mantas, sino también de paños milapos, docenos, catorcenos, etc., etc., los estambrados y barriales, las bayetas jabonadas y las ordinarias y otras derivaciones de la industria lanera.
Así el barrio de la Lana fué una derivación de Palencia, transplantada a Zamora con el mismo Santo Patrón, las mismas devociones, la misma industria y hasta la misma forma de edificación en calles estrechas, planas, con casas molineras, conforme al patrón palentino.
Poco después el barrio de la Lana surge potente, y popular junto a Zamora para unirse a ella y ser lugar de trabajadores y gente modesta pero también de la pintoresca y de la gente trueno y buen humor.
LA VIRGEN DE LA CONCHA
La imagen de la Virgen de la Concha, que esta es la advocación de la que trajeron los palentinos a Zamora, ya tiene puntualizada brevemente su historia en los párrafos precedentes, pero merece alguna detenida referencia.
La Virgen de la Concha con la medalla de la Ciudad de Zamora (Fotografía: Luis Calleja) |
Esta Virgen recibe su apelativo "de la Concha" por una de plata que tiene sobre el bordador delantal, quizá para recordar su peregrinación o acaso por voto de alguno peregrino santiagués que prendió su "Compostela" en el vestido de la imagen.
De una de sus manos pende una cadena de plata a al que va sujeto por el cuello, y este es el detalle origina de esta imagen, el Niño Jesús.
De una de sus manos pende una cadena de plata a al que va sujeto por el cuello, y este es el detalle origina de esta imagen, el Niño Jesús.
A fines del siglo XI, estando ésta Virgen en el tempo de San Ildefonso, mientras se construía la Iglesia de San Antolín, fue jurada Patrona de Zamora en vida de la gran devoción que había despertado; y en prende de este patronazgo, el corregimiento zamorano, o tal vez la Cofradía de la Virgen, pusieron en una de sus manos la bandera de plata, que hoy ostenta, con el escudo de armas de la ciudad.
Romería de Nuestra Señora de la Concha (Fotografía: Rezcoda) |
Dicha Virgen cuando sale procesionalmente es llevada en andas con un artístico dosel sostenido por cuatro columnas de plata.
Esta es la imagen que el segundo día de Pascua de Pentecostés va por la mañana al vecino pueblo de La Hiniesta para visitar a la Virgen que allí se venera, y regresa al atardecer por el bosque de Valorio, en plena romería.
Para veneración de esta imagen se hizo en el barrio de La Lana la iglesia de San Antolín, un templo pequeñito, románico, según el gusto de la época, pero hoy tan maltrecho que el ábside primitivo fue sustituído por un vulgar camarín y desaparecieron igualmente casi todos los vestigios de su primitiva ornamentación.
En este templo, que fue parroquial hasta que se hizo el arreglo de las feligresías en tiempo del Obispo don Luis Felipe Ortiz, hay algunos detalles interesantes entre ellos unos cuadros que se refieren a la llegada de los palentinos a Zamora y el milagro del anillo de San Atilano, que no obstante sus anacronismo y pobre pintura, poseen el interés de todas aquellas obras antiguas que contienen interpretación históricas.
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Texto procedente de:
Reportajes Zamoranos: El Barrio de la Lana
C. Rodríguez Díaz
Heraldo de Zamora. Diario de la tarde. Defensor de los intereses morales y materiales de la provincia
Siglo II. Año XLIII. Número 13603 - 27 de Mayo 1939
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