sábado, 1 de mayo de 2021

La aparición de Nuestra Señora de Roncesvalles


El madrileño Julio Nombela (1836-1919) en «Crónica de la Provincia de Navarra» (1868), relata los extraordinarios acontecimientos relacionados con la aparición de la imagen de Nuestra Señora de Roncesvelles, que estaba enterrada y dentro de una urna de mármol, y cuyo lugar fue marcado por un "ciervo que tenía en la punta de cada una de sus astas un brillante lucero". Hechos legendarios que se suponen anteriores a la construcción del templo que allí se encuentra, y en los que se vieron involucrados un pastor, los monjes de Ibañeta y el mismo obispo de Pamplona.


Nuestra Señora de Roncesvalles
Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza de 1908

"Refiérese que antes de la inauguración del templo de Roncesvalles un pastor que cuidada su ganado en los alrededores del paraje en donde está la fuente, oyó una noche un canto dulcísimo. Estasiado con aquella melodía, fue hacia el sitio en donde le pareció que se hallaban los cantores, y a través de los árboles vio un ciervo que tenía en la punta de cada una de sus astas un brillante lucero. Asombrado de este prodigio, aguardó a la noche siguiente para si se repetía, y se repitió en efecto. Dio entonces parte del suceso a los monjes de Ibañeta, los cuales no quisieron darle crédito, pero el pastor insistió, los llevó al bosque, y como él, vieron el ciervo y oyeron los dulcísimos cantos debajo de la tierra.


Julio Nombela, 1862
Fotografiado por E. Juliá (Archivo de Rafael Montesinos)


Los monjes de Ibañeta noticiaron el prodigio al obispo de Pamplona, quien tampoco dio crédito a la noticia; pero una noche se le apareció en sueños un ángel, le anunció que en el sitio en dónde se paraba el ciervo luminoso por las noches estaba la Virgen, y entonces, convocando al cabildo y a los monjes de Ibañeta, fue a Roncesvalles. Procedióse por orden del prelado a la escavaciones necesarias y las azadas no tardaron en tropezar con piedra. Había una urna de mármol, y dentro de ella apareció la bellísima imagen de la Virgen, que desde entonces se venera en Rocesvalles. En el mismo sitio en donde estaba la urna mana una fuente cristalina, en la que para conmemorar el suceso, se colocó la urna de mármol, y a su la se puso una escultura que representaba al obispo de Pamplona durmiendo y al ángel descubriéndole el prodigio.

De esta escultura queda aun algo, lo bastante para adivinarla. Creése que los cristianos ocultaran allí la imagen de la Virgen cuando la invasión de los moros; pero de cualqueir modo la leyenda es interesante y encantadora, y me impresiona más la versión del cántido subterráneo y del ciervo con los luceros en las astas que la verdadera".

En cuanto a la «Crónica de la Provincia de Navarra», libro en dónde aparece el relato de la aparición, debemos señalar que es una de las crónicas provinciales incluida en la magna obra titulada «Crónica General de España», dirigida por el académico de la Historia Cayetano Rosell. Esta obra se trata de una historia ilustrada y descriptiva de cada provincia española, en la que se explicaba su geografía, historia, agricultura, topografía, comercio e industria. También podemos encontrar referencias a la literatura, los monumentos y a los personajes más relevantes que han pasado o vivido en cada provincia. «La Crónica General de España» es un completo y profundo recorrido de lo que significó la división del territorial de España en provincias.

Crónica de la Provincia de Navarra (1868),
por Julio Nombela.

Santos Justo Nombela (1836-1919), conocido en el ámbito literario por el seudónimo de Julio Nombela, fue un destacado periodista, además de dramaturgo y novelista, que nació en Madrid en 1836 y falleció en la misma ciudad en 1919. Fue amigo del sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, de quién escribió la semblanza titulada "Bécquer".  Nombela, aunque empezó en el mundo teatral como actor, pronto se dedicó a escribir. En El Diario Español, del que fue redactor de 1856 a 1858, publicó sus primeras novelas por entregas. En junio de 1860 se instaló en París, buscando un ambiente cultural más propicio que el de Madrid. En la capital francesa la casa Garnier Hermanos publicará sus novelas "Las horas de recreo" y "Una mujer muerta en vida", más diversas traducciones, entre las que podemos destacar "Las Memorias de Garibaldi". A su regreso a Madrid en 1863 emprende una nueva etapa literaria, la más fecunda de su vida, que discurre hasta 1874. Fue redactor literario en La Época y otros periódicos, y publicó sus novelas "El bello ideal del matrimonio" y "El coche del diablo", y triunfó como novelista por entregas con una serie de títulos como "Un odio a muerte", "Cristóbal Colón", "Hernán Cortés", "Pepe-Hillo", "La bandera española" y algunos otros más. Además de su «Crónica de la Provincia de Navarra», en 1860 publicó una «Historia de la Música» .


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Bibliografía consultada:


Crónica de la Provincia de Navarra
Julio Nombela
Editores Rubio, Grilo y Vitturi. Madrid, 1868 

Impresiones y recuerdos de Julio Nombela
María de los Ángeles Ayala - Universidad de Alicante
Anales de Literatura Española, 14. 2001

Julio Nombela
Enrique Miralles García - Departamento de Filología Española
Grupo de Investigación del Cuento Español del siglo XIX - Universitat Autònoma de Barcelona

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