El peregrinaje a Santiago de Compostela tiene su origen en el siglo IX, cuando el rey Alfonso II, "el Casto", viajó desde su corte hasta la tumba del Apóstol Santiago. La importante noticia de la aparición del sepulcro de Santiago se difundió por todo el orbe católico. Pero el Camino por la meseta, hoy conocido con el nombre de "francés", frente al Primitivo, fue tomando cada vez más relevancia, potenciando los monjes benedictinos de Cluny, aún más si cabe, el desarrollo de dicha ruta.