En el «Diccionario Geográfico-Histórico de España» (1802) de la Real Academia de la Historia, ya se habla del conocido Santuario de San Miguel de Aralar, cuya antigua cofradía ha llegado hasta nuestros días, haciendo un breve pero interesante recorrido histórico de tan singular templo: "Iglesia magnífica y de mucha devoción en el reino de Navarra, erigida en la cumbre más alta del monte Aralar, del valle de Araquil, a honor del arcángel San Miguel, a quien los navarros invocaron en los lances de armas y experimentaron su favor desde los principios de la restauración. Llamose de Excelsis, y en las escrituras de monte excelsis por la elevación del sitio en que se fundó la basílica.
D. Alfonso el batallador donó a esta la villa de Muruela, aunque no tuvo ejecución hasta 7 de enero de 1139 en que la confirmó D. García Ramírez. Había allí un monasterio con su abad, que lo era D. Pedro cuando tomó posesión de Muruela. Años adelante, en 1143, donó el mismo rey al abad D. García la franqueza del sello e ingenuidad de ciertos collazos para que sirviesen al bienaventurado Arcángel y a su iglesia.