El 26 de Julio de 1900 apareció, en el número 14 del Boletín Eclesiástico del Obispado de Astorga, el siguiente texto dedicado a Nuestra Señora de la Carballeda de Ríonegro del Puente (Zamora), y a todos sus aspectos relacionados con tan venerada imagen, como son su historia, su antiguo santuario, su cofradía, los fines de ésta y las atenciones que prestaba, además de comentar otras características curiosas como es el la de la entrega del "falifo" por parte del cofrade.
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| Nuestra Señora de la Carballeda (Fotografía: Carballeda) |
En el texto también está presente la decadencia de tan antigua Cofradía, y es que la legislación desamortizadora, iniciada por Juan Álvarez Mendizábal (1790-1853), seguida por Pascual Madoz Ibáñez (1806-1870) en 1855, y consumada en su totalidad a principios del siglo XX, causó la mencionada decadencia de tan loable institución, despojada de sus rentas y propiedades, ya que la carencia patrimonial impidió el cumplimiento de los fines benéficos-sociales, además del ambiente materialista y secularizador de la época.
Nuestra Señora de la Carballeda
(vulgo de Los Falifos)
Uno de éstos, muy antiguo por cierto, puesta data de siglos, y de no poca celebridad, es el que la piedad cristiana le ha erigido en Rionegro del Puente, villa perteneciente a esta Diócesis y a la provincia de Zamora. Rézase en él todos los día el santo Rosario, cántase los sábados la Misa de Nuestra Señora, y las festividades de la Virgen celébranse con la posible solemnidad. Además, en bien de los vivos y en alivio de las almas del Purgatorio, hállase en él establecida una Cofradía, enriquecida por los Romanos Pontífices con muchas indulgencias plenarias y parciales y con varios y muy raros privilegios y exclusivas, Cofradía que los alcaldes, procuradores y párrocos de Sanabria, Vidriales, Carballeda y Cabrera, fundaron, reuniéndose en el referido Santuario y tomando en nombre y representación de los pueblos por especial patrona de sus tierras a la Virgen de la Carballeda. En virtud de esto, son cofrades natos todos los habitantes de esos países, y además se admiten en la misma Cofradía a los de otras regiones que pidan ser inscritos y prometan cumplir con las obligaciones de hermanos.
Por los hermanos fallecidos, todos los domingos se can un nocturno del oficio de difuntos, y los lunes de cada semana se ofrecen por su eterno descanso el Santo Sacrificio de la misa. Un capellán es el encargado de cumplir y levantar estas cargas.
Esta cofradía llámase del Falifo, porque a la muerte de cada cofrade sus herederos habrán de entregar a los faliferos o colectores del Santuario una prenda de vestir, la mejor que poseyera el hermano difunto, o su valor equivalente. Como esta cofradía se halla extendida, además de los países mencionados, por la tierra de Aliste, Zamora, el Páramo, Maragatería, Galicia y parte de Portugal, si la referida contribución del Falifo fuese pagada religiosamente, el Santuario, después de sostener debidamente el culto y atender a la conservación y decore de la casa de Dios, quizás, a pesar de hallarse desposeído de todas sus rentas y encontrar mermadas todas las limosnas que antes recibía, pudiera extender su acción a los fines benéficos de otros tiempos.
En la época a que nos referimos, abriéronse caminos y construyeron puentes en beneficio de los caminantes, fundáronse hospitales para cuidar a los enfermos, levantáronse albergues para hospedar a los peregrinos, recogíanse y el Santuario se encargaba de la crianza y educación de cuantos niños eran expuestos en el mismo, y los jóvenes huérfanos, hijos de cofrades pobres, en el Santuario hallaban la protección y recursos que requería su estado desvalido.
Pero como lo que recolecta en la actualidad la Cofradía, por olvido de algunos e indiferencia de muchos, ascienda a bien poco, y otras limosnas hayan notablemente disminuído, los administradores de este pequeño patrimonio de la Virgen vénse precisados, con gran dolor de su alma, a negar socorros que se les piden, y a rechazar pobrecitos que en vano se acogen como en otros tiempos a la caridad de los devotos de la Virgen de Carballeda.
Aunque por lo expuesto bien lo mereciera, no pretendemos ni exigimos de los devotos de nuestra Virgen esfuerzo alguno extraordinario, nos contentamos con recordar a los cofrades la obligación de pagar el Falifo, rogándoles que en vida tomen respecto a esto alguna precaución, como la de recomendar su pago a los herederos o imponérsele en el testamento; y a los señores Párrocos y Ecónomos de las regiones que pertenezcan a la Cofradía, y de los demás lugares donde residan cofrades, les pedimos, y esto convenientemente autorizados por nuestro Excelentísimo Prelado, que así lo hagan entender a sus feligreses y además auxilien, en lo que posible les sea, a los colectores en la realización de la cobranza, suministrándoles listas de fallecidos y ayudándoles con su autoridad e influencia por tratarse de una Obra de la mayor gloria de Dios y de gran provecho para las almas.
Por los hermanos fallecidos, todos los domingos se can un nocturno del oficio de difuntos, y los lunes de cada semana se ofrecen por su eterno descanso el Santo Sacrificio de la misa. Un capellán es el encargado de cumplir y levantar estas cargas.
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| Procesión de Nuestra Señora de la Carballeda (Fotografía: Carballeda) |
Esta cofradía llámase del Falifo, porque a la muerte de cada cofrade sus herederos habrán de entregar a los faliferos o colectores del Santuario una prenda de vestir, la mejor que poseyera el hermano difunto, o su valor equivalente. Como esta cofradía se halla extendida, además de los países mencionados, por la tierra de Aliste, Zamora, el Páramo, Maragatería, Galicia y parte de Portugal, si la referida contribución del Falifo fuese pagada religiosamente, el Santuario, después de sostener debidamente el culto y atender a la conservación y decore de la casa de Dios, quizás, a pesar de hallarse desposeído de todas sus rentas y encontrar mermadas todas las limosnas que antes recibía, pudiera extender su acción a los fines benéficos de otros tiempos.
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| Cabecera del Boletín Eclesiástico del Obispado de Astorga Año XLIII. Jueves 26 de Julio de 1900. Núm. 14. |
En la época a que nos referimos, abriéronse caminos y construyeron puentes en beneficio de los caminantes, fundáronse hospitales para cuidar a los enfermos, levantáronse albergues para hospedar a los peregrinos, recogíanse y el Santuario se encargaba de la crianza y educación de cuantos niños eran expuestos en el mismo, y los jóvenes huérfanos, hijos de cofrades pobres, en el Santuario hallaban la protección y recursos que requería su estado desvalido.
Pero como lo que recolecta en la actualidad la Cofradía, por olvido de algunos e indiferencia de muchos, ascienda a bien poco, y otras limosnas hayan notablemente disminuído, los administradores de este pequeño patrimonio de la Virgen vénse precisados, con gran dolor de su alma, a negar socorros que se les piden, y a rechazar pobrecitos que en vano se acogen como en otros tiempos a la caridad de los devotos de la Virgen de Carballeda.
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| Santuario de la Carballeda en Rionegro del Puente (Fotografía: Carballeda) |
Aunque por lo expuesto bien lo mereciera, no pretendemos ni exigimos de los devotos de nuestra Virgen esfuerzo alguno extraordinario, nos contentamos con recordar a los cofrades la obligación de pagar el Falifo, rogándoles que en vida tomen respecto a esto alguna precaución, como la de recomendar su pago a los herederos o imponérsele en el testamento; y a los señores Párrocos y Ecónomos de las regiones que pertenezcan a la Cofradía, y de los demás lugares donde residan cofrades, les pedimos, y esto convenientemente autorizados por nuestro Excelentísimo Prelado, que así lo hagan entender a sus feligreses y además auxilien, en lo que posible les sea, a los colectores en la realización de la cobranza, suministrándoles listas de fallecidos y ayudándoles con su autoridad e influencia por tratarse de una Obra de la mayor gloria de Dios y de gran provecho para las almas.
En Rionegro del Puente, a 10 de Junio de 1900.
El Diputado, Lorenzo López Renilla.- El Abad, Melchor de Prada.- El Juez, Gaspar Arce Benavides.
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Texto procedente de:
Boletín Eclesiástico del Obispado de Astorga.
Año XLIII. Número 14 - 26 de Julio de 1900.
Año XLIII. Número 14 - 26 de Julio de 1900.
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