sábado, 17 de enero de 2015

Sabaters, cofradía relevante


Es difícil, con la de cofradías que se multiplicaban en la época medieval, dictaminar cuál era la más importante. Por si esto fuera poco, resulta que sobre la de los zapateros no faltan quienes sentenciaban que no tenía demasiado prestigio, al darse la vertiente dedicada al calzado popular y de ahí que el lenguaje coloquial incorporara alguna que otra frase hecha un tanto despectiva, lo que les indujo a querer compensarlo con autocalificativos como “mestres de la forma” o “artistas del calzado”. Así las cosas, me pregunto qué cofradía fue tan relevante como para anunciarse en plena fachada de la catedral: vean su escudo en la que da frente a la plazuela de Sant Iu.


Por si fuera poco, importa saber que esta cofradía es la más antigua de Europa, seguida de la de París (en cuanto a calzado se referiere). Se sabe que ya en 1202 estaban agrupados, lo que les permitió un lustro después tener capilla propia en el claustro de la seo románica, consagrada a san Marcos, su patrón. Desde un buen principio mantuvo una relación óptima con el obispado local, lo que explica el trato relevante que les era concedido, tanto en el mercadeo de indulgencias cuanto en otorgarles el primer puesto en la procesión del Corpus.


Al ser levantada la catedral gótica, les fue agradecida su colaboración al otorgarles una capilla más importante, esta vez en la nave del Evangelio, enteramente costeada por los cofrades; corría 1346. La segunda capilla fue obrada en 1421, lo que propició que encargaran un retablo al artista más relevante de la época, Bernat Martorell. En 1683 fue decorada con magnificencia barroca. En 1763 el acreditado Tramullas les pintó dos lienzos. Todo esto acredita, sin duda, el poder económico de la entidad.

Los zapateros más antiguos se agrupaban en la calle Espaseria, que hacia el siglo XIII era conocida como Sabateria Vella o calle de los Sabaters. Cuentan los cronistas que a la altura del primer piso exhibían un zapato enorme de madera, que iba de una fachada a otra de la calle. De ahí el dicho: “Ets més tonto que la sabata de la Sabateria”.

La cofradía se instaló en el número 21 de la calle Corribia, frente a la escalinata de la catedral. El edificio había sido levantado en 1565 según el estilo renacentista. La planta baja tenía dos puertas simétricas: una que daba acceso a la tienda de la entidad y otra que conducía a la escalera. Entre las dos aberturas del principal fue situado un relieve escultórico del león de san Marcos y justo debajo el escudo de la entidad. Esta casa gremial fue ampliada en 1740. Pese al aumento considerable de la altura, era fácil percatarse del límite original, gracias a las gárgolas que habían sido conservadas al culminar el tercer piso; además, las ventanas fueron vistosamente transformadas en balcones.

El discurrir del tiempo aportó no pocos cambios, desde que en aquel lejano 1311 había sido establecido por vez primera el minucioso reglamento. Se llamaba ya Confraria de Sant Marc de l’Antic Gremi de Mestres Sabaters. Tuvo el acierto, en 1931, de encargar a Aureli Capmany que escribiera su historia, al poner a su disposición la cuantiosa documentación que conservaban.

Los bombardeos de la Guerra Civil dañaron tanto la zona que en 1943 fue aconsejado el derribo de la calle entera. Preservada la fachada, se tuvo el acierto de reconstruirla en 1950 en la plaza de Sant Felip Neri, que alberga el Museu del Calçat.

Entre lo que atesoraba el gremio no sé resistirme a transcribir este rótulo estampado en la tapa de una caja: “En aquesta capsa está la mida de la empremta del peu de Jesu-Crist que és en lo lloch hon Jesu-Crist s’enpujá al cel”. Mismamente.


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Título original "Sabaters, cofradía relevante "
Lluís Permanyer
Diario "La Vanguardia", 16 de mayo del 1999.

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