jueves, 18 de diciembre de 2014

La Festividad de la Expectación del parto de Nuestra Señora


El 18 diciembre se celebra la tradicional fiesta de origen español de la Expectación del Parto, en la que inicialmente se honraba la Maternidad divina de María en el misterio de la Anunciación, y es que en el X Concilio de Toledo (656), se fijó en dicho día de diciembre la celebración de la Anunciación, también denominada fiesta de Santa María, en vez del 25 de marzo de la Liturgia romana, aunque posteriormente se regresó esta fecha "por respeto al Concilio que la había mudado al día 18 de Diciembre, y también porque en él apareció la santísima Virgen a su siervo San Ildefonso en la Iglesia de Toledo" conservándose "la solemnidad de este día, bien con que el título de la Expectación del parto de nuestra Señora" según indica Joaquín Lorenzo Villanueva en «Año christiano de España» (1794).

Postal de La Anunciación
Altar Mayor de la Catedral de Santa María de Toledo

Fray Luciano Serrano y Pineda (1) en su interesante obra «El obispado de Burgos y Castilla primitiva, desde el siglo V al XIII», nos habla de las dos fiestas más importantes dedicadas a Santa María de ese periodo, la conocida como la "Fiesta de la Virgen", el 18 de diciembre, y la de la Asunción, según podemos leer a continuación: "Dos fiestas se celebraban entonces en honor de la Virgen: la titulada por antonomasia de la Virgen el 18 de diciembre, que era la más solemne en tiempo de los visigodos, y la de la Asunción. Parece que la primera fué la titular más corriente en aquella época; con la entrada de la liturgia romana, la Asunción fué considerada como la principal festividad de la Virgen, quedando como secundaria la del 18 de diciembre; la catedral de Burgos tomó por titular a la Asunción, y a su ejemplo otras muchas de antigua existencia. Con la liturgia romana se hizo general la fiesta de la Purificación; pero más que como mariana, era entonces considerada como de Cristo".

Luis Carandell, cofrade de Atienza


Raúl Conde Suárez - 6 de Septiembre, 2002

La semana pasada moría en Madrid Luis Carandell (1), maestro de la palabra escrita y hablada. Vinculado fuertemente a la villa de Atienza, se hizo muy popular gracias a sus crónicas parlamentarias y a los artículos publicados en la columna que tituló con el célebre nombre “Celtibera Show”, en los albores de la transición. Los que le conocieron coinciden en que fue un hombre bueno, un periodista de tronío y un humorista serio.


Luis Carandell Robusté (1929-2002) en La Caballada de Atienza

La muerte del periodista y escritor Luis Carandell, afincado en Atienza (Guadalajara) desde hacía más de treinta años, ha caído como un jarro de agua fría porque creíamos todos que era inmortal. Estamos acostumbrados desde pequeños a oír que los espíritus buenos nunca mueren, así que uno ya se había hecho a la idea de que íbamos a disfrutar de don Luis por muchos años más. No ha sido así. El cáncer ha podido con su corazón. Seguiremos recordándole visitando las hemerotecas, pero ya no podremos otear el día a día a través de su habitual naturalidad.

domingo, 14 de diciembre de 2014

El Hospital de Nuestra Señora de la Balesquida de Oviedo - Parte II


Para el año 1753 el Hospital para pobres y necesitados de Nuestra Señora de la Balesquida, según han estudiado Covadonga Bertrand Baschwitz y Asunción Diez en «Mujeres solas en la ciudad del siglo XVIII» (1997), sólo se utilizaba "para recoger mujeres en situación de extrema necesidad: mujeres de avanzada edad, en su mayoría viudas y pobres, sin recursos ni familia que las proteja", indicando también las autoras que esta institución era "lo más parecido a los «Beaterios» (béguinages) que existían en Europa aunque estos últimos estaban aislados físicamente del resto de la población y reunían a mujeres de todas las edades y condición, con el único requisito previo de ser mujer y estar sola". 


Vista parorámica de la ciudad de Oviedo
(Postal del Siglo XIX)

Covadonga Bertrand Baschwitz y Asunción Diez López hablan también en su artículo sobre las ventajas e inconvenientes de la institución fundada por Dª. Velasquita Giráldez, frente al hospicio: "La ventaja de la Balesquida sobre el Hospicio está, ante todo, en la dignificación de la asilada: recibe una prestación a cambio de desempañar unas funciones; el ser admitida da fe de su buena conducta pasada; por último, es libre de ir y venir por la ciudad. El inconveniente es el reducido número de acogidas, que hace insignificante su influencia en un fenómeno que estimamos atañía al 20% de la población, queda, pues, el mayor número de afectadas, malviviendo al día, y bordeando ese estado absoluta miseria que las llevaría al hospicio".