martes, 18 de marzo de 2014

"La Caballada" por Alfonso Jara


No busque el curioso esta palabra en el novísimo Diccionario de la Academia, ni en ninguno de los anteriores, porque sería diligencia perdida; la tal palabra no se halla incluida en ellos. Para saber lo que significa hay dos caminos. Primero tomar el tren y dejarlo en Sigüenza, y subir en este punto en un coche que, en cuatro horas, hace el recorrido desde aquella ciudad a la muy noble y leal Villa de Atienza. Segundo, leer este artículo mío. 

La Caballada de Atienza
(Fotografía: Diego)

Lo primero es algo molesto, por la mala noche y el traqueteo del ferrocarril y del carruaje al través de terrenos nada pintorescos. Lo segundo es mucho más cómodo; no hay sino leer estos renglones, de sobremesa, al lado de la bien provista chimenea, entre bocanada y bocanada de rico habano y sorbo y sorbo de exquisito moka, y de este modo mi prosa, no menos árida que las llanuras castellanas, merecerá indulgencia, que nada predispone tanto a ella como el reposado curso de una buena digestión.